martes, 15 de octubre de 2013

UNA PREGUNTA TONTA ¿PORQUE NOS LESIONAMOS?

El otro día, una de mis clientes me hizo esta pregunta que, pese a que pueda parecer de fácil respuesta, requiere de una explicación algo más compleja.

Tanto me llamó la atención el hecho de buscar recursos para explicarle a una persona que no posee conocimientos básicos sobre anatomía, biomecánica y entrenamiento cómo son los mecanismos que nos producen una lesión que, además, fue la primera pregunta que incluí en el examen final de la primera promoción alumnos que terminaban nuestro MTC (curso anual de 9 meses para formarte como entrenador personal profesional).
Por su importancia es algo que los entrenadores, fisioterapeutas, recuperadores de lesiones, osteópatas y toda persona que trate de mejorar la calidad de vida de una persona debería recordar y revisar a menudo para poder entender cual es nuestro objetivo. Y creo que pocos lo hacemos habitualmente… Además, creo que para nuestros clientes es clave entenderlo para empezar a ponerle remedio y poder iniciar los cambios necesarios para obtener resultados.

Es evidente que existen ciertos tipos de lesión que se producen de una manera muy clara y concreta. Si nos caemos de un tercer piso, un rival nos da una patada en el tobillo o un trailer nos pasa por encima del pie, seguro que no necesitáis escuchar a nadie contaros historietas para que sepáis porqué ha sucedido eso: estabais en el lugar inadecuado en el momento inoportuno…

Sin embargo, existen otras ocasiones en las que la explicación no es tan sencilla: ¿porqué duele la zona lumbar después de estar muchas horas sentado? ¿porqué te duele una rodilla al bajar escaleras? ¿porqué me da un pinchazo el hombro a partir de ciertos grados de abducción?

patrones de movimiento repetidos
Nuestras actividades y movimientos diarios repetidos (ya estamos con el dichoso movimiento)provocan una alteración no solo de los patrones, sino cambios en los tejidos que guían y provocan esos movimientos. Movimientos (y por lo tanto los elementos estructurales que los realizan y los soportan) que repitas a menudo se verán hiperpotenciados, mientras que aquellos que tengas en deshuso se verán debilitados. Habrá zonas de nuestro mapa motor muy bien exploradas y otras zonas por donde hace que no “pasamos” hace años.

nuestros patrones perfectos originales se ven alterados por movimientos repetidos que a la larga alteran el patrón original


Las alteraciones de los tejidos blandos inducidas por los movimientos repetitivos o las posturas sostenidas pueden causar que una articulación presente una vulnerabilidad frente al movimiento en una dirección anatómica específica, por adaptaciones crónicas producidas en los propios tejidos. Esta vulnerabilidad de la articulación frente al movimiento provoca un aumento de los movimientos accesorios y compensatorios que causarándaño en los tejidos y una deformación en el patrón original del movimiento (Sahrmann).

Además, en una era en el que el estilo de vida es en la mayoría de los casos sedentario, el aparato locomotor no se encuentra tan bien desarrollado debido a que pocas veces le sometemos a un estrés elevado (al menos a ciertas zonas del mapa motor), predisponiendo al organismo a lesionarse más fácilmente que si los tejidos fueran “más fuertes” y estuvieran mejor adaptados en su respuesta frente al estrés. La consecuencia de ello es una mayor predisposición a las lesiones mecánicas debidas a los movimientos frecuentes de las actividades diarias.

debemos preparar nuestros tejidos para que respondan adecuadamente al stress


Y además, como señala Shirley Sahrmann, “una vez se establece el patrón de comportamiento, se establece como patrón prevaleciente, repitiéndose una y otra vez“. Y esto, si el patrón es bueno, es estupendísimo, pero si es malo, conlleva inevitablemente que ciertos tejidos sean susceptibles de sufrir alteraciones que a menudo cursen con dolor y/o disfunción motora.

Para poner un ejemplo que me ayude a hacerme entender, una persona que pasa muchas horas sentada, trabajando delante de un ordenador, repite unos movimientos (teclear, manejar el ratón, estar varias horas en flexión de cadera y rodilla, rotar la columna en posición sentada…), que provocan que la musculatura que produce y soporta esos movimientos se le de un sobreuso, quedando la musculatura que sostiene los movimientos contrarios (extensión de hombro, de cadera y de rodilla, etc.) débiles por trabajar siempre en elongación.

Cuando queramos levantarnos de esa silla y realizar otros movimientos poco habituales, además de que el cuerpo responda de manera insatisfactoria, probablemente tendrá muchas posibilidades de lesionarse por ser sometido a un grado de stress al que no está adaptado por desuso. El patrón se irá alterando poco a poco para no tener que solicitar demasiado esa musculatura débil y “poco funcional” hasta que altere definitivamente el patrón original.

Por eso, a menudo existen lesiones de carácter recurrente de las que es díficil escapar, ya que a menudo, como terapeutas, tratamos de “arreglar” el tejido dañado (cosa necesaria) en vez de arreglar a su vez el patrón motor alterado que ha provocado que ese tejido al final “reviente” por realizar una función a la que no se ha adaptado y se lesione.

Así que nuestra primera misión deberá ser que la persona entienda que la causa de la lesión es una alteración de su movimiento y que si no somos capaces de cambiar ese patrón, por muchas horas de terapias que realicemos, esa lesión volverá a aparecer una y otra vez porque el mecanismo que la provoca sigue presente.



Aprende a moverte y evitarás lesionarte